Por: Redacción CWG
Chatbot imita la voz de una persona fallecida y afirman es beneficioso para el duelo… ¿pero en realidad lo es? La inteligencia artificial avanza a un ritmo vertiginoso, transformando nuestra manera de relacionarnos con la tecnología y con nosotros mismos. Y en este escenario de cambios constantes, una tendencia está generando un debate ético y emocional: la posibilidad de hablar con nuestros seres queridos fallecidos mediante chatbots. Empresas como Replika ya ofrecen esta opción en su versión Pro, permitiendo a los usuarios interactuar con una IA que imita la personalidad y expresión verbal de alguien que ya no está.
Pero la gran pregunta es: ¿esto nos ayuda a sanar o nos condena a una ilusión que nos impide aceptar la realidad? ¿No son acaso las expectativas las grandes enemigas de la realidad?

Chatbot imita voz de fallecido: ¿Un consuelo artificial para un dolor real?
La muerte, una de las grandes verdades en este planeta, sigue siendo el gran tabú de muchas culturas. A mucho les aterra enfrentarse a la idea de que todo es efímero, que la existencia de quienes amamos -y la nuestra propia- tiene un final. Durante siglos, hemos recurrido a la religión, el arte y la filosofía para encontrar sentido al duelo. Y ahora, en plena era digital, aparece una nueva alternativa: avatares virtuales que nos permiten seguir “conversando” con los muertos. Si pensaban que la ouija era un disparate… La IA lleva todo a otro nivel
Estos chatbots, alimentados por mensajes, audios y publicaciones en redes sociales, pueden imitar el estilo de comunicación de una persona fallecida. ¿El objetivo? Prolongar su presencia en nuestra vida, aunque solo sea de manera digital. Para muchos, esta posibilidad representa un alivio emocional. Pero, ¿hasta qué punto nos ayuda realmente? ¿Cómo entender la naturaleza de la vida? ¿pareciera que la ciencia esta empecinada con manipular el curso de ciertas cosas o realidades incluso?
La trampa emocional de la inteligencia artificial
María Martín, psicóloga clínica, lo tiene claro: “El duelo es un proceso natural que implica aceptar la ausencia, adaptarse a una nueva realidad y apoyarse en quienes aún están presentes. Si en lugar de transitar la pérdida, la persona invierte su energía en hablar con un chatbot, corre el riesgo de quedar atrapada en una realidad artificial”.
El psiquiatra Pablo Malo refuerza esta idea: “El duelo implica reconducir el vínculo con la persona fallecida de otra manera. Mantener conversaciones con una IA que la imita no es sano ni positivo”.
El problema es que estas interacciones pueden generar un apego artificial. Y si por algún motivo el chatbot deja de funcionar o desaparece, el dolor de la pérdida puede ser incluso más profundo… es como si el ser querido falleciera dos veces… que fuerte. “Es un consuelo momentáneo, pero a largo plazo puede retrasar el proceso natural de duelo y aumentar el sufrimiento”, advierte Martín.

Chatbot imita voz de los que ya no están…¿Herramienta terapéutica o vía de escape?
Ahora bien, no todo es blanco o negro. Algunos psicólogos sostienen que esta tecnología podría tener un uso positivo si se maneja con supervisión profesional. Guillermo Fouce, presidente de la fundación Psicología Sin Fronteras, menciona que ciertas técnicas terapéuticas, como la “silla vacía” (donde la persona imagina hablar con el fallecido para cerrar asuntos pendientes), podrían potenciarse con la IA. Entonces si un Chatbot imita la voz de un fallecido, bajo supervisión… ¿Estamos entre la realidad y la ficción… realidad v.s realidad…virtual?
“Si se usa con un enfoque adecuado, podría ser una herramienta de apoyo en el proceso de duelo“, afirma. Sin embargo, la clave está en el equilibrio. Si la IA se convierte en un refugio para evitar la realidad, entonces el problema no solo no se resuelve, sino que se agrava. La tecnología es una herramienta, la mano del hombre es la que le da el uso. En un mundo donde cada vez buscamos más atajos para evitar el dolor, quizá la verdadera pregunta es: ¿estamos preparados para soltar a quienes ya se han ido?
Si te gustó este artículo, te recomendamos Anuska Meliá a valentía de una CEO con propósito